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BARRERA BAJA (2018)

Han pasado diez años desde la caída de la dictadura. Ya estamos bajo el gobierno de Menem. Pero para José todos los días son iguales. Fue un militante de una de las organizaciones armadas y desde la derrota no ha encontrado más su lugar en la sociedad.
Vive medio escondido, receloso de todo, y subsiste con la ayuda de otros militantes, ya reinsertados, y algún trabajo de periodismo. Su única ilusión es su hija Irina, hoy una hermosa adolescente, que vive con su madre en un country y a la que no vio crecer. Cada vez que intenta acercarse a ella debe pasar por una escena de gritos ypeleas con su ex esposa.
Un día sabe por esta que Irina está por terminar sus estudios y que en vez de ir a una facultad va a empezar a trabajar, por decisiones que se tomaron sin su consentimiento. ¿En qué mundo se va a insertar Irina? ¿En qué cree? ¿Cuáles son sus ideales, sus objetivos? Lleno de rabia y de resentimiento, por haber sido ignorado, José irrumpe en el country por sus propios medios, para encararla, dispuesto a pelearse con quien se le oponga si fuera necesario.
Ahí comienza"Barrera Baja".

¿Por qué escribí "Barrera Baja"?
Me acuerdo del día de 1966 en que sacaron a Illia de la Casa Rosada. Lo acusaban de ser una tortuga... pero no había desocupación, ni deuda externa y sí mucha libertad. Mucha.
Tenía 31 años. Casi lloré. ¡Otro golpe militar! Lo reemplazaba Onganía, un general arrogante e inepto. Los jóvenes creíamos tener la vida por delante; de pronto se nos bajó una barrera. ¡Suspendidas las libertades, las elecciones! Sin fecha de retorno.
Illia no era una tortuga, pero Onganía sí era un cangrejo. A partir de ahí la Argentina empezó a caminar para atrás. ¡Y cómo! En medio del ahogo, algunos jóvenes eligieron las armas. Claro, con inspiración cubana. Pero no caminó. Y en cambio, se desató un infierno.
Vi a muchachas y muchachos de mi generación entrar esperanzados en las organizaciones armadas. También los vi desaparecer y morir. La degradación nacional culminó en una feroz dictadura y una guerra perdida.
Esta historia, como otras, está escondida bajo una alfombra. No nos hace bien ocultar nuestro pasado. En cuanto a mí, juro que me hubiera gustado escribir sobre otra cosa. Pero no siempre uno elige lo que cuenta.

Ricardo Halac

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